SIGLO XXI
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A MEDIO CAMINO OTRA CIVILIZACIÓN VISITANTES DE PURA SANGRE

De las zapatillas a la «operación hormigón»

Cuestión de fe

   

 

     


A MEDIO CAMINO

Por Eduardo Lagar
En 1996, la carretera entre Navia y Villayón topó en Arbón con el rechazo vecinal y la obra se quedó a medio camino. Es, para muchos, la imagen de un concejo que, aunque mejoró el estado de sus pistas y la electrificación, no ha conseguido dotarse de servicios públicos que eviten la «mortífera» atracción demográfica que está generando el vecino y potente concejo de Navia.


OTRA CIVILIZACIÓN

Por Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez
Los expertos del CeCodet (Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo) analizan el concejo de Villayón, al que definen como «un paisaje amable en el traspaís costero y paisaje de otro mundo en el Sur, que ofrece a la vista la resistencia enconada del mundo rural, que aguanta tanto fin anunciado, incomprensión y olvido».
El municipio es un mar rizado de prados contenidos en el amplio y bajo Navia. Urge cambiar la mentalidad, mejorar los accesos y, sobre todo, los servicios

Pongamos que usted entra en Villayón por el Alto del Segredal. Antes habrá recorrido una maravillosa carretera recién asfaltada que le habrá llevado desde la villa de Luarca hasta la mágica aldea de Belén. Desde ahí la cinta sigue, aún más estrecha y en peor estado. Pero no importa, uno cree estar ascendiendo por la ceja de selva peruana, pues la vegetación todo lo cubre, el cielo es verde y huele a pitolín. Cuando estamos dispuestos a creer que el próximo indicador dirá Machu Pichu, de repente el cielo verde se abre y una vertiginosa ladera, que apenas si puede sostener la carretera, aparece alisada por cuidadísimas praderías. Ahora el olor es el rancio dulzor de la hierba verde fermentada en plásticos, que como banderas nepalíes ondean al viento sobre los árboles o se prenden en cualquier parte. Desde Degollada hacia arriba la cuarcita está a flor, sólo la cubre un pobre suelo deforestado y los 700 metros de altitud del Segredal permiten echar un último vistazo al mar de Valdés, a 10 kilómetros en línea recta y a algo más del doble por la sinuosa carretera, que luce mejor sin las cuchillas metálicas, aún no instaladas. De frente y hacia abajo, otra civilización, la que cuida Villayón, un mar rizado de prados contenidos en el amplio y bajo valle del Navia. Bajo porque está cerca del estuario que hace en su desembocadura y porque el profundo encajamiento deja al cauce muy hondo.
 

El poderoso Navia ha hendido las blandas pizarras y no ha podido con las cuarcitas que lo ciñen como vigorosos contrafuertes serranos, de poco más de 1.000 metros de altura. Ellos albergan la lengua pizarrera en la que se asienta la mayor parte del intrincado concejo. Con aldeas en los replanos de media ladera, ya sean rupturas de pendiente apoyadas en rocas consistentes o testigos de los antiguos fondos de valle, hoy colgados como basculadas plataformas, desde las cuales la pendiente se verticaliza para ganar el fondo del arroyo más próximo. Como ocurre en Oneta, dando lugar a las espectaculares cascadas de La Pontiga, por donde sólo los árboles y el agua se descuelgan en espectacular barranca.

Dispersas por la lengua de pizarras, las aldeas concentran el caserío y centran el paisaje vivo. Paisaje ganadero con un centenar de explotaciones de producción lechera en el Norte y cárnica en el Sur. Actividad ganadera que aguanta contra todo, que se ha modernizado, que ha ganado tamaño. 250 explotaciones en total y casi 5.000 cabezas en un concejo que ha bajado de los 2.000 habitantes, pero que, como el resto del mundo rural asturiano, mantiene vivos los vínculos con la población originaria que vuelve los fines de semana o en vacaciones. Vínculos de enorme importancia para el futuro de estos territorios.

La población se reparte en más de 50 aldeas, de las que la mayor, la capital, no llega a los 200 habitantes. Al Norte y abajo se encuentra la mayor parte de los pueblos más grandes: Busmente, Oneta, Arbón, San Pelayo, Lendequintana, Valdedo, Ponticiella
 

La capital, a pesar del tamaño aún numeroso de la población del concejo, es un pequeño núcleo rural que depende de la oferta de servicios de la villa de Navia, bien dotada y próxima. Apenas ha desarrollado actividades terciarias y la nueva oferta de actividades de ocio y turismo se reparte por el territorio concejil, como en otras partes de la región.

Por arriba, sobre las blancas cuarcitas, crece poca cosa y, además, las sierras de San Roque y Carondio convergen para cerrar la lengua pizarrera y dar nacimiento a los ríos Cabornel y Baradoria, a los que se asoman un rosario de aldeas, una parte de las cuales se colocan sobre la entrada sur del concejo, la carretera que viene del allandés Bustantigo por Lendelforno y Parlero.

Si el acceso por el Este impresiona, la puerta Sur sólo se abre a corazones aventureros. Impresionantes paisajes de otro mundo, que ningún asturiano ni nadie amante del paisaje debe perderse y que personalizan el sur del concejo. Paisajes compartidos con Tineo y Allande, propios de un territorio espectacular, aislado, impactante y desconocido para la mayoría. Y estamos hablando de que todo cabe en sólo 131 kilómetros cuadrados de superficie. Para comprender cómo Asturias es el conjunto de muchas arrugas y en cada una hay un gran y diverso mundo, hay que venir a Villayón.
 

Por su entrada Norte, poco más de 10 kilómetros separan su capital de Navia; es decir, está cerca y bien comunicada con un potente centro comarcal, pero moverse en el concejo es encontrar y sentir otro mundo. Una civilización que respira aire puro y se mueve, mucho y bien, con un ritmo tranquilo. Mucho, pues los cuidados campos son testigos del continuo afán campesino. Y bien, pues la cabaña ganadera se mantiene en cifras, mejora su calidad y se hace más eficaz su manejo, lo que incrementa su productividad.

Pero se necesita gente joven, y ésta se vincula a las posibilidades de futuro, de acceso a la información, a los estudios, a las oportunidades laborales, a la oferta de ocio. Urge cambiar la mentalidad, mejorar los accesos y, sobre todo, los servicios. Como en el conjunto de Asturias, es necesario un nuevo enfoque de las políticas sociales, que deben orientarse a facilitar el aumento de los nacimientos y la atención a la cada vez más numerosa población anciana. Y apoyar con más decisión a los pequeños emprendedores locales, en un proceso que permita el retorno de población vinculada o de nuevos habitantes, como está sucediendo ya en la mayoría de los concejos. Si estas iniciativas se articulan en proyectos de ámbito comarcal, pueden dar paso, en el próximo futuro, a un cambio significativo de las tendencias hoy negativas. Es algo que ya está sucediendo en otras partes de la región donde hace quince años nadie creía en ello.

Villayón es una joya, cuidada, diversa, accesible y diferente. Mantiene el espíritu de la civilización perdida del gran Navia, pero a escasa distancia de la ciudad, a través de la que hoy se conecta con el mundo, la villa de Navia. Visitando Villayón se ven posibilidades de un futuro mejor que el que indican las estadísticas, que en el mundo rural a menudo ocultan a las personas.

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Visitantes de pura sangre

Por Eduardo Lagar
Un matrimonio establecido en Villayón ha encontrado en el turismo ecuestre una nueva vía de desarrollo económico. Inmaculada Adeba y su marido, Benito Garrido, regentan la yeguada Albéitar, que ha logrado numerosas distinciones nacionales e internacionales en la cría de caballos de pura sangre árabe. Ahora diversifican y abren un hotel rural donde ofrecerán alojamiento y monta.
La reputada yeguada Albéitar, de caballos árabes, abre en Oneta un hotel rural para el turismo ecuestre y encabeza un puñado de iniciativas que buscan reactivar un concejo virgen

Villayón es un concejo de vacas. Y, aunque sorprenda, también es un municipio de caballos de pura raza árabe. La yeguada Albéitar, constituida hace unas dos décadas, ha conseguido situar a los ejemplares criados en su finca de Oneta entre los primeros puestos de campeonatos nacionales e internacionales, tanto en pruebas de carácter deportivo como de tipo morfológico.

Albéitar, creada por el matrimonio formado por la bióloga avilesina Ana Inmaculada Adeba Vallina y el veterinario Benito Garrido, ha abierto una vía, hasta ahora inexplorada en el Occidente asturiano, para la explotación como criadores de caballos de pura sangre árabe. Una vía que les está dando muy buenos resultados, a juzgar por el palmarés que ya atesoran. Un ejemplo: en 1998 el Servicio de Cría Caballar y Remonta del Ministerio de Defensa distinguió a esta yeguada de Villayón por «la calidad de sus reproductores y el proceder en beneficio de la riqueza equina de España».

Pero ahora este matrimonio que también regenta el albergue de Oneta –el lugar más atractivo turísticamente en el concejo por el interés que despierta la conocida cascada del mismo nombre– está a punto de abrir un hotel de tres estrellas y diez habitaciones en la finca de 16.000 metros cuadrados donde tienen las instalaciones de la yeguada. Es, sin duda, el proyecto económicamente más ambicioso de todos los que se han puesto en marcha en el concejo de Villayón amparados por la ayudas del plan de desarrollo rural Proder, de cara a aprovechar los recursos turísticos de un municipio que todos consideran prácticamente virgen.
 

Cama para las cuatro patas

No será un hotel cualquiera. La idea de Inmaculada Adeba es aprovechar la presencia de la yeguada –que también posee asturcones y caballos de deporte– para ofrecer a sus huéspedes no sólo rutas por la zona, sino también la enseñanza de forma reglada de todas las disciplinas ecuestres. Y no sólo aprender a montar; también ofrecen a los clientes la posibilidad de alojar a sus propios caballos en los boxes de la yeguada.

Con este hotel, con una ubicación espectacular, dominando gran parte de la zona baja del concejo de Villayón, Albéitar refuerza un sector de turismo rural ecuestre, ya establecido en otros países europeos, que ya están desarrollando en el vecino municipio de Boal los alemanes Hubert y Sybille Kraker en el hotel La Solana, donde ofertan rutas con caballos propios y también alojamiento para la montura del huésped.

Caballos sí, pero caballos montados por turistas. El hueco que deja la reconversión ganadera en la economía municipal se trata de llenar, en la medida de lo posible, con la apuesta de particulares por el turismo rural, un sector en el que Villayón fue pionero en la comarca occidental asturiana a mediados de los años ochenta sin que esa semilla fructificase.

Hace 22 años, Emilio González abrió en Arbón un camping en las proximidades del embalse que hoy ha pasado a manos de su hija Beatriz, consolidando una clientela fiel que garantiza su pervivencia. Sin embargo, hasta hace un par de años, cuando llegó el plan Proder, apenas había más turistas alojados en Villayón que los que dormían en el camping.

Angelita Álvarez es una de las nuevas emprendedoras de Villayón que intentan hacer su aportación a un nuevo futuro ligado al turismo rural, la única alternativa que ven. Recientemente abrió unos coquetos apartamentos rurales en La Zorera, a la sombra de un inmenso alcornoque de 400 años. Es una firme defensora de los encantos de su municipio.
 

Habla de Oneta, pero también de la sorprendente zona alta de Villayón. No obstante, reconoce que tiene que luchar con una imagen preconcebida: «No estamos alejados de la costa; es mentira. Estamos muy pegados a la playa». Justo a 17,5 kilómetros de la villa naviega, aunque con el lastre, pendiente desde casi una década, de la mejora de la carretera a su paso por Arbón.

Pero para luchar contra esa imagen de lejanía y para dar a conocer sus recursos los nuevos promotores consideran que hace falta promoción, mucha promoción. Ésa es una de las razones por las que se está constituyendo una asociación de turismo. El pionero del sector, Emilio González, cuenta su descorazonadora experiencia: «No se promociona nada el concejo. Tanto es así que hace tiempo fui a Turismo, a Oviedo, y una chica que atendía me preguntó dónde quedaba Villayón». Pese a todo, es un fiel defensor de lo suyo: «Taramundi no tiene nada en comparación con esto».

Muchos de estos pequeños empresarios del turismo reclaman, además, mayor implicación por parte del Ayuntamiento de Villayón en la mejora de las infraestructuras turísticas o en la búsqueda de ayudas para su recuperación. La mayoría de los emprendedores consultados para esta serie de reportajes subrayaron que la corporación municipal, encabezada por Ramón Rodríguez (PP) desde hace 26 años, no se ha volcado precisamente con la promoción turística ni en la limpieza de rutas o lugares con encanto. «Aquí está todo tapado», sentencia uno de los integrantes de la asociación. El regidor asegura que desde su sillón municipal trabaja «al máximo» de sus posibilidades.

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De las zapatillas a la «operación hormigón»

Por Eduardo Lagar
La política es clave en Villayón. El prolongado mandato de su alcalde Ramón Rodríguez, del PP, con 26 años en la Alcaldía, divide al municipio, convirtiendo la crítica a su gestión en asunto espinoso que se hace a media voz.
La política divide al concejo, marcado por su alcalde, Ramón Rodríguez, que lleva 26 años seguidos como regidor

María Lucía López Villar regenta un bar-tienda en el pueblo de Parlero desde hace seis años. Imparte esta clase magistral sobre el grave impacto microeconómico que está teniendo sobre Villayón la reconversión ganadera propiciada por la UE: «Las ganaderías arrastraban mucho y ahora el abandono se nota. Las mujeres que tenían vacas en casa gastaban cinco pares de zapatillas al año y cinco pares que me compraban. Ahora que ya no tienen vacas sólo me compran un par al año». Insuperable.

Aunque el peso de la ganadería aún es notable en Villayón –con casi 4.900 cabezas de vacuno–, la inexistencia de relevo generacional para unos ganaderos más bien cincuentones pinta una evolución económica y poblacional en declive. Es un retroceso que se ve en el censo y se palpa entre los jóvenes que emigran a trabajar y residir en Navia o concejos aledaños de la costa, mucho más pujantes industrialmente.

Sólo hay una cosa que en el último cuarto de siglo siempre se ha mantenido constante en Villayón: su alcalde, Ramón Rodríguez. Vecino de Arbón, del PP, de 65 años, ya anunció hace meses su intención de retirarse, ahora que ha alcanzado la edad de jubilación. Sin embargo, también ha manifestado recientemente que podría volver a presentarse, «porque la gente no es que me lo pida, es que me lo exige».

De hecho, la mayoría de los votantes así se lo ha venido expresando en las urnas desde que hace 26 años tomó el bastón municipal que le traspasó José Pérez Suárez, con quien había concurrido en la lista del CDS. En 1987 pasó al Partido Popular. En las últimas elecciones municipales obtuvo 879 de los 1.519 votos emitidos en el concejo. Logró 6 concejales.

Un asunto espinoso

El análisis de los datos electorales conduce a un asunto que en Villayón resulta espinoso y no siempre se habla en alta voz. Vean. Con los 607 votos que no recibió la lista del PP, la Alternativa Independiente para Villayón (AIV) obtuvo dos ediles y el PSOE un concejal, aunque también fueron votados IU y PAS, pero sólo por una decena de vecinos.

Jovita López Iglesias es una de esos ediles de AIV y ésta es su explicación de los resultados electorales positivos obtenidos por el regidor: «Le voy a decir por qué gana por mayoría. Primero, porque la gente mayor del municipio tiene miedo a los cambios y, segundo, porque él les oferta el arreglo del camino o del corral a cambio de su voto; o por el empleo de un hijo en el Ayuntamiento y llena el Ayuntamiento de contratos temporales». Esta edil independiente considera que ese modo político de operar se acerca más a la «extorsión» que a una gestión democrática.

Coloquialmente, los críticos con la política de Ramón Rodríguez se refieren a estas actuaciones preelectorales como la «operación hormigón». Subrayan que hay caminos vecinales a casas de vecinos críticos con la gestión municipal que no han sido reparados. Daniel Ares, concejal del PSOE en la Corporación de Villayón, refiere el caso de un residente de San Pelayo «que no se lleva con él» y a quien, según relata este edil socialista, le fue suprimido a posteriori el punto de luz que le había correspondido en un arreglo de un camino efectuado por la Consejería de Presidencia. «Haciendo votos es muy bueno, un pulpo; pero como alcalde es muy malo», sentencia. «Lo de arreglar caminos de un signo u otro, hay que admitirlo, todos lo hacen. Pero otra cosa sería que el Ayuntamiento entrase a una propiedad privada a colocar un punto de luz o para hacer arreglos».

La política es un asunto capital en Villayón que, al menos ante el periodista llegado a preguntar, se responde a media voz. Muchos prefieren mantener el anonimato y explican, con prudencia, que la «operación hormigón» se complementaría con una supuesta «operación pajarita» –nunca demostrada– que consistiría en verificar cuántos vecinos cumplieron su compromiso de votar mediante una doblez peculiar hecha en el voto, que se entregaría al elector en sobre cerrado y ya confeccionado de esta manera para meter en la urna. «Nosotros eso se lo hicimos ver el día del recuento, pero nos dijeron que qué estábamos diciendo. No, no hicimos ninguna denuncia», apunta Jovita López. Así que la «operación pajarita» nunca existió.
 

El regidor desmiente todas estas acusaciones. Sobre el asfaltado de caminos subraya que se decide en el Pleno –«donde están todos representados»–, que no se puede contentar a todos y que «al que no le tocó dice que es por simpatía con unos o con otros». Ramón Rodríguez, al repasar los logros de su gestión, subraya que, en este cuarto de siglo, se ha conseguido «carretera a todos los caseríos» y la total reelectrificación de un concejo en el que «tenías problemas si ponías un congelador o te ponías a ordeñar con máquinas».

Por el contrario, sus detractores inciden en que Villayón es el municipio menos dotado de servicios públicos de su comarca y que eso está acelerando la fuga de la gente joven a residir en otros municipios cercanos. Villayón no puede compararse a Navia. Pero sí en población a los del resto del río arriba. La lista de carencias es amplia: instalaciones polideportivas, casa de cultura-biblioteca, parque infantil, nuevo centro de salud, centro de atención a mayores o piscina. Illano, con 500 habitantes, tiene piscina. Pesoz, con 200 vecinos censados, está construyéndose una casa de cultura. También es verdad que, de Navia arriba, gobierna el PSOE, con lo que las responsabilidades se reparten a la hora de buscar administración responsable de la ausencia de unos equipamientos que siempre precisan del auxilio económico del Principado.

El muy prolongado mandato de este regidor popular le ha convertido en un asunto clave en el análisis del concejo de Villayón. Para sus partidarios, todo va bien. Sus críticos, concentrados en la población más joven, le achacan agotamiento político y falta de brío para abrir una nueva etapa en el municipio. De hecho, él mismo ha llegado a plantear públicamente la necesidad de una renovación. Pero aún no ha decidido si dará un paso atrás.

Sólo el socialista Roberto Pérez, en Belmonte, y el popular Manuel Bedia, en Navia, le superan en años al frente de una alcaldía en el Occidente. Ramón Rodríguez quita importancia al asunto de la longevidad: «Puede parecer que soy un dictador, pero no es el caso. Somos un equipo, todos opinan. De hecho, no hace falta someter nada a votación».

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Cuestión de fe

Por Eduardo Lagar
Termina con esta entrega de la serie «Asturias Siglo XXI» el recorrido por los municipios interiores del Navia. El plan de desarrollo rural «Proder» es uno de los elementos que más han contribuido, en diferente medida según cada concejo, a perfilar nuevas economías en esta comarca tradicionalmente mal comunicada. Germán Campal, gerente del «Proder», hace balance del programa.
El plan de desarrollo del Navia-Porcía, que entra en su fase final, anota, entre sus logros principales, la ruptura de una mentalidad fatalista para sustituirla por emprendedores con «autoestima»

El Ayuntamiento de Avilés lleva gastados ya 62.000 euros en una campaña publicitaria para dar autoestima a los avilesinos y que tengan un «sentimiento positivo y de orgullo hacia su ciudad». Según su gobierno municipal, estos ciudadanos del centro de Asturias necesitan elevar la confianza en sí mismos. Entonces, cabría suponer que cualquier asturiano del profundo y mal comunicado valle del Navia precisaría, lo menos, tres campañas y una caja de Prozac. No tanto.

Germán Campal Fernández, gerente del segundo plan de desarrollo rural «Proder» del Navia-Porcía, anota, entre los logros del programa, la ruptura de una hegemónica mentalidad fatalista en el Noroccidente y el surgimiento de emprendedores confiados en su propio futuro. El «Proder II» cierra este año 2006 su ventanilla de solicitud de ayudas, aunque continuará hasta 2008 gestionando los proyectos y las subvenciones aprobadas. Campal hace balance de un programa de desarrollo rural dotado con 15,2 millones de ayudas públicas, el mayor de Asturias y entre los más cuantiosos de España. Éstas son sus claves:

· No te lamentes. Campal es un lavianés que, antes de gestionar el «Proder» del Navia-Porcía, trabajó como agente de desarrollo local en el Oriente, en concejos de interior como Peñamellera Alta o Cabrales. «Eran también zonas muy rurales, pero aquí encontré una actitud y un sentimiento diferente: se infravaloraban, parecía que lo único que quedaba era lamentarse». Era costumbre del vecino, pero también del Alcalde. «Al principio, la gente se quejaba de lo que se había logrado en los Oscos, pero no veían las posibilidades de ser como los Oscos. Hoy, esa actitud está cambiando. Empiezan a darse cuenta de que el futuro depende de ellos, que nadie se presentará a la puerta de su casa con 10.000 millones para sacarlos de pobres».
 

Los neorrurales: «Otro fenómeno importante en esa recuperación de la autoestima son las iniciativas de la gente de fuera que vienen aquí a hacer su vida. Eso ha hecho ver a los naturales que si los de fuera vienen es que hay posibilidades en esta comarca».

· Equilibrio Norte-Sur: «Hay unas diferencias grandes, en la comarca, entre los concejos del interior y la costa. Fue uno de los objetivos que nos planteamos: contribuir a corregir ese desequilibrio entre Norte y Sur, como decimos nosotros, entre los concejos del interior y la costa. Es algo que se repite en otras comarcas asturianas, pero aquí está muy marcado. La costa tiene más servicios y una cierta actividad industrial, sobre todo Navia. Además, en los concejos del interior, había grandes dificultades de comunicación, tanto entre ellos mismos –entre Navia y Grandas hay hora y media de carretera– como entre ellos y el centro de Asturias. Desde el “Proder” poco o nada podemos hacer para mejorar la comunicaciones, pero nos planteamos que sí podíamos hacer algo para corregir esos desequilibrios socioeconómicos. Primamos, con un porcentaje mayor de ayudas, las iniciativas que surgían en la zona alta, pero sin desatender a la costa. En proyectos en apoyo del sector turístico los desequilibrios son mínimos entre ambas zonas, costa e interior».

· En el espejo del vecino. «Antes de este programa tuvimos el “Proder I”, que puso en marcha iniciativas puntuales que tuvieron éxito, y el valor que tuvo es que actuaron como “efecto espejo”. Es un efecto fundamental, puesto que resulta clave ver que tu vecino ha puesto en marcha un negocio y le va bien. El “Proder I” también sirvió para hacer el plan del parque histórico del Navia, en 2002, que fue un proyecto innovador, no había otro igual ni en Asturias ni en España, pero que luego estuvo cuatro años guardado en un cajón porque no había dinero. Nosotros retomamos el proyecto, lo incorporamos al Principado y conseguimos arrancarlo».
Por concejos. Pese a su diminuto tamaño poblacional, Pesoz, con 200 vecinos, es uno de los municipios incluidos en este «Proder» Navia-Porcía donde más iniciativas privadas han surgido en relación al número de habitantes, subraya Campal. El gerente del plan de desarrollo es de los que creen que «el mejor agente de desarrollo de un concejo es su alcalde» y pone como ejemplo la actuación de José Valledor en Pesoz en la promoción de iniciativas, todas vinculadas al turismo rural. «Pesoz tiene un valor añadido, que es paso obligado para los Oscos», añade. En iniciativas privadas se quedó descolgado Illano y también Villayón, pues, aunque ha brotado una oferta de turismo rural promovida por particulares, el número de proyectos no se corresponden con su número de habitantes. Germán Campal apunta que Villayón es «el gran olvidado de todo el Occidente». Tiene en contra su ubicación geográfica: no queda de paso. «Hay que ir a posta e, incluso, hasta resulta difícil llegar». Y como ejemplo apunta que en Navia no existía un indicativo desde la carretera general que condujese al concejo. Pese a ello, el gerente del plan «Proder» Navia-Porcía cree que «Villayón es un concejo con gran potencial por sus recursos naturales, que tienen un grado de conservación muy alto. Las iniciativas no son muchas, pero Villayón está empezando a despertar». Entre los proyectos previstos al calor del «Proder» también está un centro de interpretación de los paisajes de montaña.
 

Un futuro forestal y de industria agroalimentaria. «Lógicamente, el desarrollo de la comarca será un proceso muy lento. En el “Proder I” se puso la base para el desarrollo de un sector turístico, que se desarrolló con este segundo “Proder”. La oferta, sin saturar, llegó a unos niveles que se esperan, dado el potencial del territorio. Pero en este plan, también se inició un “efecto espejo” para del futuro desarrollo de otros sectores, como el forestal o el agroalimentario. En posteriores programas, deberían ser los sectores estratégicos, como en éste fue el turismo».

· Tirarse al río. «Y tenemos que abordar una asignatura pendiente, que es el aprovechamiento de los embalses para ver cómo tiramos del turismo. Hasta ahora, el Navia se aprovecha para el kilovatio. Y punto. Y es una pena».

· La comarca «culrural». «Lo que tira del Oriente son, por resumir, Llanes y los Picos, su patrimonio natural. Pero aquí hay un patrimonio cultural impresionante. Esto, como yo digo, es una comarca “culrural” –cultural y rural– y el parque histórico aprovecha esa característica».

· Con una curva de autovía. «Hay que tener en cuenta la importancia que el plan ha tenido en la creación y mantenimiento de empleo. Y no con una gran inversión. Al fin y al cabo, con lo que cuesta hacer una curva de una autovía, creamos más de 200 empleos y contribuimos al mantenimiento de otros 400 empleos más».

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