En los años 2014-2015
el Principado de Asturias, después de un largo proceso, de
propuesta,
análisis y estudio detallado propuso a los ciudadanos de Trabada,
Valle, El Vidural, Argolellas y Murias;
realizó
las obras de la “CONCENTRACIÓN PARCELARIA”.
Fue un proceso muy lento y muy personalizado
en el que los terrenos que obran en la Consejería de Agricultura y
Medio Ambiente, fueron expuestos en la escuela de Trabada para su
localización y aceptación por los vecinos, tanto de límites como de
extensión
Para confirmar la calidad de los mismos, se
clasificaron (sobre el terreno) las distintas categorías (De la A a
la E) con el fin de saber qué tipo de terreno tiene cada vecino y en
qué cantidad.
Nueva exposición en la Escuela.
PROPUESTA GERNERAL:
Unir las mayores parcelas posibles de tal
forma que ningún vecino posea más de 4 o 5, teniendo en cuenta la
calidad del mismo, la proximidad a los domicilios y la unión a
aquellos terrenos que eran más extensos:
Esto crearía una parcelación acorde a las
propiedades anteriores, pero mucho más cómodas.
Para el acceso a las mismas se realizaría un
nuevo trazado de vías con lo que todas las parcelas limitarían con
alguna carretera de acceso.
A medida que se fueron dando los pasos,
acordando las propiedades, ajustándose a los criterios y revisando
las alegaciones, se fueron construyendo las pistas, siempre de norte
a sur, teniendo en cuenta la inclinación del terreo para que no se
hieran pistas pendientes sino prácticamente llanas en un terreno
cuya orografía es bastante abrupta y cuesta.
Se construyeron al menos cuatro carreteras
que atraviesan las propiedades de estos pueblos: Carreteras de
tierra con zahorra, pero sin asfaltar y con unos sistemas de drenaje
a modo de cunetas que se verá con el tiempo su eficiencia.
En julio de 2015 la obra estaba muy avanzada.
Es una pena que sea ahora cuando se realiza
esta obra porque casi no quedan vecinos que puedan trabajar estas
tierras por lo que casi con toda seguridad se dedicarán a la
forestación.
Por otra parte los mismos vecinos expresan
que no mucho tiempo antes sería impensable hacer la concentración
por el amor a terruño y también por no querer que “mi tierra la use,
trabaje y disfrute el vecino”.
Es una obra que se
hizo tarde, pero que reporta y reportará beneficios a todos los
cevinos.
LA ECONOMÍA
CLÁSICA
Un territorio agrícola está a expensas de los ciclos
naturales.
Así, en Trabada, se comienzan a recoger las primeras
verduras que subsisten al frío del invierno como son las berzas y
las rabizas. Es lo que la naturaleza regala y no hay otras cosas
porque a partir del invierno y durante la primavera tienen que
germinar, crecer y florecer.
En el verano explota la producción: trigo, centeno,
maíz, habas, guisantes, etc.
En el otoño, primero los higos, las manzanas y las
peras, después las castañas.
En el invierno, los madroños para el aguardiente.
Esta producción está acompañada por una pequeña
ganadería en cada casa, de 3 a 5 vacas, es lo normal, junto con un
caballo, o macho, o pollín, dos o tres cerdos, a veces alguna oveja
y siempre unas cuantas gallinas.
Las vacas tienen tres cometidos:
Dar leche, alimento imprescindible, y la manteca que
se elaboraba primero o los ingresos que se recibían cuando se
instaló una desnatadora.
Trabajar la tierra y arrastrar con los carros del
país todo lo que se necesita, tanto para llevar a las fincas, como
para recoger los frutos, como para arar la tierra.
Dar crías. La venta de éstas era el ingreso más
importante de cada casa.
Las gallinas también son muy importantes porque
permiten comer algún huevo y los demás venderlos a una señora (A
Zalona) que recorría todo el concejo comprando leche, manteca y
pollos, que vendía los jueves en el mercado de Navia. (Era una
segunda fuente de ingresos). Algún pollo se reservaba para festejar
fechas importantes.
El caballo es el medio de transporte por antonomasia
durante la mayor parte de la historia de este pueblo y sólo empieza
a desaparecer del mismo a medida que se sustituye por otro medio de
transporte (moto, coche) y por otro tipo de arrastre mecánico para
las tareas del campo: el tractor.
Las ovejas no fueron importantes en este medio siglo
en Trabada, sí lo fueron en algunos pueblos limítrofes que tenían
importantes rebaños que pastaban por los montes próximos.
En alguna ocasión se criaron manadas de conejos, pero
así como se reproducía con mucha facilidad, también desaparecían del
mismo modo a causa de las epidemias. No tuvieron éxito.
Los cerdos sí eran criados y alimentados con mimo
porque constituían uno de los alimentos primordiales a lo largo del
año.
Y un último medio de riqueza, no el menos importante,
eran los montes:
Producían leña, pasto para el ganado, ganza o cascajo
para mullir la cama de las vacas que posteriormente sería el abono
de las fincas, madera primero de roble y castaño y abedul para hacer
las casas, los pajares, los hórreos o paneras, las herramientas y
también para sacar algún dinero con su venta.
El castaño era también una fuente de riqueza por su
fruto, las castañas, que se recogían y guardaban en curripas, con el
erizo para así conservarlas durante tiempo frescas. El final del
castaño, que casi se extingue, fue la filoxera, lo que los convirtió
en unos enormes troncos de los que se sacaban astillas y se vendía
para carbón.
El fruto del madroño era usado para hacer
aguardiente, y el árbol era un buen combustible.
El abedul para hacer las madreñas, calzado casi
exclusivo de estos habitantes hasta bien entrado el S. XX.
Este tipo de árbol fue casi desapareciendo y fue
sustituido por el pino y el eucalipto, de más rápida producción y
fácil venta.
Otros árboles frutales que, sin tener gran
producción, había en cada casa eran los avellanales, las nogales,
las cerezales, las higueras, los manzanales, los perales, los
nisales.
Hasta la mitad del S. XX y primera parte de la
segunda mitad, era una economía de pura subsistencia. Se consumía lo
que se producía y, si había algún ingreso por las ventas señaladas,
se destinaba fundamentalmente a mejorar algo las viviendas,
repararlas, hacer alguna construcción nueva, ir al médico en casos
de extrema gravedad, comprar algo de ropa y conseguir un poco de
café y azúcar sobre todo para los viejos.
Un dicho muy generalizado era: “Hay que aforrar algo
p’a condo seas veyo, nun vaya ser que te poñas malo”.
No hay que olvidar que existe un gran minifundismo y
que la producción siempre fue muy limitada.
Inicialmente, debido a la baja producción y las
limitaciones de comunicación, prácticamente no se vendía casi nada
de lo que se producía: alguna castaña, algún huevo, algunas patatas
y poco más.
La economía empieza a despegar sobre todo a partir la
producción industrial de la leche.
Se da un paso decisivo y absoluto de producción
agrícola-ganadera a producción exclusivamente ganadera.
Se deja de producir maíz para consumo humano, trigo y
centeno.
Se siguen sembrando patatas, fabas, verduras, pero
progresivamente sólo para el consumo familiar y todos los esfuerzos
se dedican a la ganadería y a la producción de leche.
Se produce un salto cualitativo: de economía de
subsistencia a productores del sector primario, como trabajadores
por cuenta propia, afiliados a la Seguridad Social.
A medida que prima la ganadería sobre la agricultura
sí comienza a haber poder adquisitivo y se pasa del arado romano al
tractor (el primero que hubo en Trabada fue un Pascuali de 12
caballos en 1971), al cultivo de pastizales y maizales para el
forraje, roturando montes, cambiando fincas para unirlas con otras y
así superar el minifundismo y últimamente explotando las mismas un
número muy reducido de productores que llevan las fincas de los
vecinos prejubilados con lo que producen infinitamente más los dos o
tres vecinos en activo que los 20 de principios de los 60.
El resto de la población es una población jubilada,
con pequeños huertos para el consumo personal y de los familiares
dispersos por toda la geografía asturiana y española, que a su vez
les sirven de ocupación del ocio y entretenimiento.
Todas las semanas pasan por la puerta de cada casa
varios panaderos, varios pescaderos, varios carniceros y
charcuteros, vendedores de ropa, helados y golosinas, y hasta el
distribuidor del gasoil.
La calidad de vida está asegurada sobre todo a partir
de la generalización de la Seguridad Social y las jubilaciones.
La
desertización también se vislumbra en el horizonte.